< Anterior | Siguiente > |
En esta sección, Mateo, el autor de este evangelio, presenta a Jesucristo como el esperado Mesías. Le identifica como tal a través de su linaje real, de su milagrosa concepción y excepcional infancia, del testimonio de los gentiles, de su bautismo, de sus tentaciones y del comienzo de su ministerio. A lo largo de su narración, Mateo muestra como todos estos episodios dan cumplimiento a las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.
-
El heraldo del Rey (Mateo 3:1-12)
El heraldo del Rey comienza a anunciarlo. Aún sin conocerlo personalmente, Juan el Bautista comienza a pregonar la venida del Mesías. Mateo nos cuenta sobre las características sobresalientes de su ministerio y predicación.
-
La aprobación del Rey (Mateo 3:13 – 4:11)
Jesucristo es bautizado por Juan el Bautista y Dios el Padre agrega al testimonio del heraldo Su divina aprobación desde los cielos, identificando plenamente al Rey. Jesús soporta con majestad las tentaciones y, volviendo a Galilea, comienza su ministerio, lo cual cumple las profecías del Antiguo Testamento. En estas circunstancias, escoge a sus primeros discípulos. Su fama se extiende por, prácticamente, toda la nación.
-
El advenimiento del Rey (Mateo 1-2)
El principio del evangelio de Mateo sirve para establecer las credenciales de Jesucristo como Rey por derecho. Se presentan como pruebas su linaje real, su milagrosa concepción y el reconocimiento y adoración de los gentiles (los llamados tradicionalmente «Reyes magos» de oriente). Tras mencionar su corta estadía en Egipto, el capítulo 2 nos informa sobre el establecimiento de María y José en Nazaret de Galilea, lugar en donde Jesucristo, el joven Rey, completa su crianza y crecimiento.
< Anterior | Siguiente > |